Una tarde especial se vivió en la Feria del Libro cuando se leyó directamente desde su manuscrito original en cuento "Emma Zunz" de Jorge Luis Borges. Las páginas que atrayeron al público reflejan que el escritor tenía una concentración suprema y que se atenía a un orden previo.
Buenos Aires (ABA).- La mujer se acerca a la hoja, la mira desde todos los ángulos y se aleja, con asombro. En el margen superior pueden leerse las primeras palabras. "Emma Zunz", dice, a modo de título, con letra imprenta.
"Es la letra de él. Te lo digo en serio, no puede ser falso", le dice a su acompañante, que no puede quitar los ojos del papel amarillento que descansa con fragilidad en manos de su dueña.
La situación transcurre en un stand de la 27 Feria Internacional del Libro, e involucra a dos mujeres que no pueden creer que están en presencia de un manuscrito original del célebre escritor argentino Jorge Luis Borges.
Es que con motivo de celebrarse el Día Mundial del Libro, las autoridades de la mega exposición cultural organizaron una novedosa actividad: leyeron para más de cien personas el cuento "Emma Zunz" directamente desde las hojas caligráficas en las que Borges lo escribió, allá por 1945.
La iniciativa, pensada para atraer un número reducido de gente, terminó desbordando la sala y provocó la satisfacción completa de los organizadores, que por supuesto no esperaban tanta convocatoria.
La propietaria del histórico documento, Solange Ordóñez, coordinó el acto, que fue coronado con la lectura del texto.
Se trata de un relato que fue publicado por primera vez en 1949, en la revista Sur, pero cuyo original, escrito cuatro años antes, terminó por herencia familiar en manos de Ordóñez.
Según esta mujer explicó a "Río Negro", el cuento es único entre las obras del reconocido escritor, ya que nació de un argumento que la intelectual Cecilia Ingenieros le sugirió a Borges, una situación que jamás volvió a repetirse en toda su carrera.
"Es la única vez que Borges aceptó escribir con un argumento que no es suyo. Y eso es algo que destaca a este relato dentro de su basta obra", dijo.
Ese fue, además, uno de los principales motivos por los cuales decidieron utilizarlo como el texto apropiado para celebrar el Día Mundial del Libro.
"No es uno de los cuentos preferidos de Borges, pero está escrito de una manera magistral. Es, además, un cuento realista, con un final muy fiel a su estilo. Esos motivos son suficientes para que sea el texto indicado para esta jornada", expresó Ordóñez.
La propietaria del manuscrito afirmó además que el hecho de leer el cuento directamente desde el puño y la letra del autor produce un efecto de cercanía entre éste y el lector-oyente.
"Es como si el mismo Borges estuviera acá con nosotros, relatando su propio cuento. Y ese efecto se potencia cuando uno ve la letra del escritor, porque se sabe que la letra es un reflejo, un espejo de las personas", enfatizó.
Tanto es así que para Ordóñez, en el manuscrito de Emma Zunz pueden verse rasgos distintivos de las características de la escritura de Borges.
"Lo que este texto nos muestra es el taller de Borges, la manera en la que él trabaja sus textos. Hay escritores que trabajan en forma desordenada, caótica. Están los que llenan la hoja y no dejan margen; después los que programan su trabajo y dejan un amplio margen para hacer llamadas y correcciones", explicó.
"¿Y en el caso de Borges?", preguntó "Río Negro".
"El manuscrito nos habla de una concentración suprema y de un orden previo que aplicaba a su trabajo".
"La letra es impecable, ordenada y bien distribuida. No hay casi correcciones, y, por sobre todo, nunca tacha nada", dijo.
Y agregó: "Su método de trabajo consistía en comenzar una línea con tres opciones. Y hace cada posibilidad en cada renglón y luego elige, sin tachar. Pero hay un problema: cuando lees el manuscrito, te puedo asegurar que no sabés con cuál quedarte, porque las tres son fabulosas".
Lucas Colonna
Fuente:http://www.rionegro.com.ar/arch200104/c26j01.html
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