Las verdaderas razones: primer fax informativo


Las verdaderas razones por las que Raúl Hugo Morales,
correctísimo empleado del correo de Esmeralda,
puso veinticuatro miligramos de rebelina
en la goma del reverso
de doscientas ocho estampillas postales.

AGENCIA NOTARG-CABLE 112 – 20/DIC/84 – 21.00 – EN LA LOCALIDAD DE
ESMERALDA PROV DE BS AS SE PRODUJO HOY EL FALLECIMIENTO DE OCHO PERSONAS APARENTEMENTE POR EXTRAÑA INTOXICACIÓN – INTERVINO POLICÍA LOCAL INICIANDO INVESTIGACIONES-NO SE HALLÓ RELACIÓN ENTRE AFECTADOS-ANALIZARON AGUA, BEBIDAS Y ALIMENTOS- TODOS LOS INTOXICADOS MANIFESTARON SÍNTOMAS PARECIDOS COMENZANDO CON SEQUEDAD EN BOCA, ESPASMOS INTESTINALES Y FALLECIMIENTO DENTRO DE LOS QUINCE MINUTOS DE EVIDENCIADO ENVENENAMIENTO-PROSIGUEN AUTORIDADES PESQUISA BUSCANDO CAUSAS DE LA TRAGEDIA-STOP

El comienzo de un final a toda orquesta de la parte que nos interesa de la vida del humilde Morales. Con un salto atrás inmediato para recoger segmentos significativos de un pasado que, habiéndolo vivido personalmente apenas en su período postrero, esculpió su personalidad para hacerla capaz de transitar desde los valles más profundos hasta una impensable cima precursora del abismo definitivo.

¿Puede cualquier individuo convertirse en un asesino? ¿Hay circunstancias que alteran poco a poco su mente para que pierda hasta la noción de los límites que la sociedad intentó demarcar en él y así transformarlo en una prolija y aceitada máquina de matar? 

Te invito a encontrar, si las hay, las verdaderas razones que motivaron casos como éste, más frecuentes que lo que quizá suponías, y que espantan  cuando se los expone, por ejemplo, a través de la televisión. ¿En cuánto la responsabilidad de que ocurran corresponde a la sociedad que los critica?

Puedes tener tu versión completa del ebook de "Las verdaderas razones" en forma muy sencilla. Envíame un correo a danielgalatro@gmail.com  o utiliza el formulario de contacto que encontrarás en este mismo blog y te diré cómo lograrlo. No te arrepentirás.

Te espero.

Prof. Daniel Aníbal Galatro