En lo poco que sabemos de
esta ciencia que continuamos llamando Física, intentamos comprender el aspecto
material del mundo que nos rodea y que nos constituye. Queremos conocer más
acerca del “hardware”, el “cuerpo” del universo y dejamos el “alma” para que la
investiguen los estudiosos de las ciencias sociales.
Y sin estar en condiciones
de determinar cuál fue verdaderamente la “hora cero” de lo que podemos
considerar como Humanidad, nuestro recorrido nos lleva desde la que por hoy es
la prehistoria hasta nuestros días.
Encontramos puntos de
referencia que marcan etapas. Babilonia, Grecia, Francia, Inglaterra, por
ejemplo, seguramente no son puntos reales sino elegidos y destacados por
quienes pretenden que veamos la historia de la ciencia desde determinadas
posiciones occidentales que de alguna manera les rinden beneficios al menos
para su prestigio y relevancia.
En esa Física políticamente
correcta aparecen Thales, Arquímedes, y un primer protegido durante muchos
siglos e impuesto como el más sabio: Aristóteles. Su capacidad comienza a
derrumbarse con la presencia de un Galileo Galilei, y luego la caída de la Inquisición permite
que se asome Isaac Newton. Con las guerras mundiales se da la posibilidad de
que el escenario sea ocupado por Albert Einstein y en los últimos años el control
fue tomado por Stephen Hawking.
No sabemos de quién será el
turno en los próximos años pero desde ya sabemos que demostrará que el camino
que conduce a la verdad todavía reserva muchas sorpresas y que cada uno de los
científicos transcurridos ha puesto una pieza más, aunque insuficiente, en el
rompecabezas de esa verdad. Hasta es lógico pensar que lo que se busca armar es
infinito y que la meta es inalcanzable.
Las dimensiones con las que
tratamos han aumentado en el siglo XX. El espacio 3D del largo, ancho y alto
tradicionales fue insuficiente y debió aparecer el tiempo como una variable
especial no vectorial requerida para comprender el todo. Ahora hablamos con
mucha soltura del espacio-tiempo y sin embargo no nos basta esa explicación
einsteniana para explicar la llamada “gravedad”, lo que nos puso a estudiar
temas como el Big Bang y los agujeros negros.
Todo o casi todo está por
descubrirse, y tal vez sea uno o más de uno de ustedes quienes encuentren
nuevas claves que permitan a los seres humanos saber un poco más de lo mucho
que falta.
Prof. Daniel Aníbal Galatro
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Gracias.
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