publicada el 05 de Mayo de 2016
en Síntesis de Hidalgo.
NUESTRA VIDA Y LA CIENCIA
Un experimento olvidado en Argentina
Azul es una ciudad argentina situada en el centro de la provincia de Buenos Aires, que en 1986 tenía menos de 50 mil habitantes. En el mayor secreto se desarrolló allí, en el lejano sur, un peligroso experimento impulsado por el importante Instituto Wistar de Philadelphia, entonces dirigido por Hilary Koprowski (1916-2013), quien desarrolló la primera vacuna oral contra la poliomielitis.
En 1986 la situación en Argentina era convulsa y el gobierno de Raúl Alfonsín enfrentaba problemas sociales, políticos y económicos. Las heridas abiertas por la feroz dictadura militar y la derrota en la Guerra de las Malvinas seguían conmocionando a la sociedad. En Argentina. La biotecnología no estaba adecuadamente regulada, el país era vulnerable. El Instituto Wistar hizo en Argentina algo que difícilmente habría podido hacer en los Estados Unidos.
En Julio de 1986, en las instalaciones del Centro Panamericano de Zoonosis de Argentina (CEPANZO) dependiente de la Organización Panamericana de la Salud ubicadas en Azul, comenzó el primer ensayo de campo de un virus vaccinia al cual se le había incorporado ADN de un virus de la rabia. El objetivo era desarrollar una vacuna contra la rabia bovina. Varias vacas fueron inoculadas. Los trabajadores que las cuidaban fueron, sin saberlo, parte del experimento y desarrollaron anticuerpos contra el virus de la rabia al estar en contacto con animales inoculados. La leche ordeñada y no pasteurizada, se consumió en la comunidad.
Todo se hizo en secreto: el virus entró en Argentina por vía diplomática y no se informó del experimento a las autoridades argentinas competentes. Mauricio Seigelchifer, científico argentino que estaba trabajando en el Instituto Winstar se enteró experimento en el mes de Agosto. Preocupado por las consecuencias para los seres humanos y el medio ambiente, dio a conocer la información. Las autoridades argentinas interrumpiero el trabajo en Septiembre. Las vacas fueron sacrificadas y los trabajadores atendidos. En medio de la disputa que se desató sobre el tema Seigelchifer abandonó los Estados Unidos, despedido según algunos, presionado para irse según otros, porque había caducado su visa según directivos de Wistar.
Pasado el tiempo, los expedientes del caso en Argentina, convenientemente, se “perdieron” según denunció el Dr. Alberto Echazarreta, miembro de la comisión que estudió el insólito experimento.
Azul es parte del imaginario de mi infancia y adolescencia. Los hermanos escuchábamos la vida sencilla contada en los relatos de nuestro padre, anécdotas que casi siempre se ubicaban en Azul, donde había nacido. Así siguieron vivos esos retazos de un tiempo pasado. Por lo mismo cuento ahora esta historia ocurrida donde él nació: para que no se olvide.
Rubén Costiglia
costiglia@yahoo.com
NUESTRA VIDA Y LA CIENCIA
Un experimento olvidado en Argentina
Azul es una ciudad argentina situada en el centro de la provincia de Buenos Aires, que en 1986 tenía menos de 50 mil habitantes. En el mayor secreto se desarrolló allí, en el lejano sur, un peligroso experimento impulsado por el importante Instituto Wistar de Philadelphia, entonces dirigido por Hilary Koprowski (1916-2013), quien desarrolló la primera vacuna oral contra la poliomielitis.
En 1986 la situación en Argentina era convulsa y el gobierno de Raúl Alfonsín enfrentaba problemas sociales, políticos y económicos. Las heridas abiertas por la feroz dictadura militar y la derrota en la Guerra de las Malvinas seguían conmocionando a la sociedad. En Argentina. La biotecnología no estaba adecuadamente regulada, el país era vulnerable. El Instituto Wistar hizo en Argentina algo que difícilmente habría podido hacer en los Estados Unidos.
En Julio de 1986, en las instalaciones del Centro Panamericano de Zoonosis de Argentina (CEPANZO) dependiente de la Organización Panamericana de la Salud ubicadas en Azul, comenzó el primer ensayo de campo de un virus vaccinia al cual se le había incorporado ADN de un virus de la rabia. El objetivo era desarrollar una vacuna contra la rabia bovina. Varias vacas fueron inoculadas. Los trabajadores que las cuidaban fueron, sin saberlo, parte del experimento y desarrollaron anticuerpos contra el virus de la rabia al estar en contacto con animales inoculados. La leche ordeñada y no pasteurizada, se consumió en la comunidad.
Todo se hizo en secreto: el virus entró en Argentina por vía diplomática y no se informó del experimento a las autoridades argentinas competentes. Mauricio Seigelchifer, científico argentino que estaba trabajando en el Instituto Winstar se enteró experimento en el mes de Agosto. Preocupado por las consecuencias para los seres humanos y el medio ambiente, dio a conocer la información. Las autoridades argentinas interrumpiero el trabajo en Septiembre. Las vacas fueron sacrificadas y los trabajadores atendidos. En medio de la disputa que se desató sobre el tema Seigelchifer abandonó los Estados Unidos, despedido según algunos, presionado para irse según otros, porque había caducado su visa según directivos de Wistar.
Pasado el tiempo, los expedientes del caso en Argentina, convenientemente, se “perdieron” según denunció el Dr. Alberto Echazarreta, miembro de la comisión que estudió el insólito experimento.
Azul es parte del imaginario de mi infancia y adolescencia. Los hermanos escuchábamos la vida sencilla contada en los relatos de nuestro padre, anécdotas que casi siempre se ubicaban en Azul, donde había nacido. Así siguieron vivos esos retazos de un tiempo pasado. Por lo mismo cuento ahora esta historia ocurrida donde él nació: para que no se olvide.
Rubén Costiglia
costiglia@yahoo.com