CALENTAMIENTOS GLOBALES
CALENTAMIENTOS GLOBALES
Prof. Daniel A. Galatro
dgalatrog@hotmail.com
26/03/2008
El reciente desprendimiento de una vasta plataforma de hielo antártica, comprobado e informado en estos días por expertos británicos, se ha sumado en la opinión pública a estremecedores reportes de reducción de glaciares y el registro de temperaturas superiores a las habituales en diferentes puntos del planeta.
Sin embargo, los científicos no influenciados por presiones de política internacional deben continuar sus estudios del posible calentamiento global que la Tierra ha comenzado a sufrir en las últimas décadas tomando en cuenta todos los posibles factores a considerar como causas del mismo. Estos serán de origen puramente natural, resultado de ciclos que ya se han dado incluso sin la presencia humana, o artificial provocado por esta presencia, o la combinación de ambos tipos.
Hace unos quince años, y no contando yo aún con la posibilidad de internet como fuente de información, recibí “en mano” un reporte publicado en 1993 por la revista Science del estudio realizado por los investigadores Antonio Lara y Ricardo Villalba, quienes por esos tiempos podían ser localizados en el Instituto de Silvicultura de la Universidad Austral de Chile.
Era un muy interesante informe de sus trabajos dendrocronológicos en la ladera occidental de los Andes, más precisamente en Lenca, región centro-sur de Chile.
La Dendrocronología es el método de datación palentológica que se basa en el análisis de los anillos de los troncos de los árboles. Lara y Villalba realizaron un estudio de ese tipo relacionado con el espesor de los anillos arbóreos de alerces (Fitzroya cupressoides), coníferas cuya longevidad se acerca a los 4.000 años, resultando los árboles de segunda vida más extensa después del pino bristlecone (Pinus longaeva).
Con su investigación pudieron obtener los registros año-por-año de las temperaturas de verano del sur de Sudamérica desde el 1634 AC hasta 1987 de nuestra era, es decir, un período de 3.622 años, el más extenso estudiado hasta entonces.
Obtuvieron conclusiones interesantes para tomar en cuenta en estos días de preocupación por el preocupante calentamiento global, que no deben omitirse al analizar la cuestión.
1 – las temperaturas de verano de la región aumentaron desde 1400 AC hasta 750 AC, y disminuyeron desde 80 AC hasta 500 DC, con respecto a los valores medios para períodos de larga duración.
2 – en épocas más recientes, las temperaturas fueron más bajas en promedio desde 1750 a 1800 y desde 1880 a 1930.
3 – entre 1080 y 1250 se había reportado en Europa una llamada “época de calentamiento medieval” que parece no haber tenido repercusión en el sur de Sudamérica.
4 – tampoco Lara y Villalba pudieron comprobar en la zona estudiada efectos de la Pequeña Edad de Hielo (1279 a 1380 y 1520 a 1670) que habían surgido de registros realizados en Río Alerce , Argentina, por un método similar.
5 – no se detectó ninguna evidencia de calentamiento global entre 1900 y 1987, año al que llegó el estudio al que hacemos referencia aquí. Concluyeron que ese aumento gradual de temperatura registrado en el hemisferio norte pudo no haber sido realmente global, o que pudo ser amortiguado por la presencia cerca de los grandes océanos Atlántico y Pacífico, que impidieron que causar efectos en la región analizada.
Como testimonio ecológico adicional desprendido del trabajo de estos investigadores, cabe destacar que el alerce, árbol también longevo, podría brindar datos muy importantes ya que algunos estarían llegando también a los 4000 años de antigüedad, si no fuese por la tala ilegal e indiscriminada, sumada a los incendios forestales que, como los recientes sufridos por la zona de Esquel (Chubut – Argentina) son provocados por la insana conducta de algunos seres humanos.
La temperatura de nuestro planeta es la resultante de un complejo sistema multivariado de factores globales, regionales y locales. La Tierra no es solamente una piedra que vaga en el espacio. Constituye un pequeño segmento del Universo que funciona como un ser viviente, es decir, tiene su anatomía pero también su fisiología. Y como a cualquier individuo vivo le ocurren cosas con el transcurso del tiempo. Por eso resulta poco comparable el planeta cuando aún no aparecido la vida sobre él, a sus características en tiempos de los dinosaurios, o en la época de los sumerios, o cuando nosotros mismos éramos pequeños, o apenas el día de ayer.
¿Son los cambios térmicos y sus consecuencias el resultado inevitable de la vida propia del planeta Tierra y de su evolución en el tiempo? ¿Influye globalmente la presencia de seres humanos modificadores de sus entornos locales o solamente tiene un efecto menor y localizado?
Desde que usted comenzó a leer esta pequeña nota, más hielo se ha licuado en cada glaciar, más se ha separado el trozo desprendido de la Antártida del lugar del que formaba parte, alguna nueva tormenta no habitual asola un punto de la Tierra, otra región registra elevadas marcas térmicas que sus habitantes no recuerdan haber vivido.
¿Habrá o no culpables de que esto ocurra?
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