Karl Popper - Apuntes tomados de una monografía
Antes de profundizar cualquier principio propuesto por Karl Popper, se hace tanto necesario como conveniente conocer la historia de este filósofo. Producto típico del siglo XX, testigo de las dos Guerras Mundiales, víctima potencial del nazismo, admirador frustrado del marxismo ruso, natural revisionista de las teorías filosóficas en boga por esos tiempos cuya aplicación no había servido para evitar que Europa estuviera en llamas durante toda su infancia y juventud, era esperable que su inteligencia brillante abriera nuevos caminos del pensamiento.
Karl Popper nació en 1902 en Viena, Austria, en el seno de una familia judía, hijo de un distinguido abogado. Estudió en la Universidad de Viena y se enroló en el marxismo. También trabajó un corto tiempo como obrero manual.
Desilusionado del marxismo se pasó al socialismo, mientras se desempeñaba como profesor de escuela. En 1919 tuvo oportunidad de conocer a Albert Einstein, ya de 40 años, quien lo deslumbró con su teoría de la Relatividad, aún no presentada oficialmente. Con la llegada del nazismo, se mudó a Nueva Zelanda en donde fue profesor de Filosofía.
Su primer libro fue “La Lógica de la Investigación” (1935), publicado cuando tenía 33 años, contiene la mayor parte de sus ideas más importantes sobre Filosofía de la Ciencia.
Durante la guerra, Popper escribió su libro “La sociedad abierta y sus enemigos” (1945), en contra de las ideas políticas de Platón, Hegel y Marx, a los que considera inspiradores del autoritarismo, del totalitarismo y del nazismo por su concepción de que el historicismo puede ser la base para hacer predicciones válidas a partir de patrones uniformes de reiteración.
Al finalizar la guerra, Popper emigró a Inglaterra en donde residió hasta su muerte. Allí fue profesor de Lógica y Metodología de la Ciencia en la Escuela de Economía de Londres, de la que llegó a ser Profesor Emérito.
Escribió numerosos trabajos y ensayos, y fue quien postuló muchas ideas originales, las que fueron expuestas reiterativamente pero que documentaba exhaustivamente. Su estilo literario era directo y vigoroso, cercano al dogmatismo. Esto puede apreciarse notablemente en sus múltiples discusiones con Kuhn.
En 1957 aparece su libro “La miseria del Historicismo”; en 1963 publicó “Conjeturas y refutaciones”, y en 1972 da a conocer “El Conocimiento”, colección de ensayos y comentarios en los que no agrega conceptos nuevos sobre Metodología Científica y Filosofía de la Ciencia.
Luego publicó cinco libros más, que incluyen una autobiografía y otro en colaboración con John Eccles.
En general, Popper inicia su carrera filosófica con una serie de postulados que luego no modifica demasiado con el paso del tiempo. De allí he tomado como hipótesis a demostrar en este trabajo, su oposición clara y enérgica al proceso inductivo como método para aplicar en las Ciencias fácticas y su particular propuesta de que, en esas disciplinas, la corroboración de una teoría no tiene realmente peso en la prueba de su valor de verdad, siendo únicamente la demostración de su no validez en una experiencia lo que define en forma necesaria y suficiente su falsedad.
Karl Popper fallece en 1997 dejando una línea de pensamiento con muchos puntos de oposición a las teorías tradicionales, que estimo merecen analizarse y destacar sus posibles virtudes y errores, labor que seguramente demandará mucho tiempo a través de muchos nuevos filósofos.
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De una monografía inédita de
Luisina Sánchez Maresca
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