Registrando de alguna manera ese existir marcado por la prisa, y hasta la violencia de la sociedad porteña, una Buenos Aires parlanchina se va introduciendo, a veces, en su lenguaje. Atrapante, de fina hechura literaria es aquella lenta venganza femenina, que gotea su veneno en el cuento titulado A la hora del té. Vale la pena leerlo.
De la sequía dramática, absurda, que alimenta la desazón y desesperación de un pueblo, de una película protagonizada por Darín, de las rogativas a la Virgen para que caiga la ansiada lluvia, de la especulación de un intendente taimado, de un cura párroco fanático de Boca, de dos personas estigmatizadas, se va nutriendo con dirección perfeccionista la Lluvia. Y qué decir, por otra parte, de aquella historia impensada e inexplicable que va envolviendo hasta tragar a Sebastián, quien halla, al salir a la calle, su nombre y el de una mujer tallado en el tronco de un árbol, dentro de un corazón. Así comienza este misterioso cuento que se nutre de sorpresas y tiene un hilo conductor digno de elogio. Si lo lee, sabrá que hay finales casi infinitos.
Orlando Yans es autor de las novelas La mano vacía y Hechas de sal, y del ensayo biográfico sobre Rómulo Gallegos titulado Canto libre en el llano.
Delfina Acosta
desde Asunción del Paraguay
25 de Diciembre de 2011
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