El trabajo a distancia cobra fuerza en tiempos de crisis y se perfila como la opción mejor valorada para fomentar la conciliación familiar y laboral.
La prolongada crisis económica plantea este 8 de marzo un escenario muy duro: el Día Internacional de la Mujer Trabajadora amanece en España con más de 2.160.000 mujeres sin trabajo.
Los últimos datos del INE, correspondientes al mes de febrero, indican que ellas son, junto con los menores de 25 años, el grupo más afectado por la recesión económica y el paro.
También son el sector de la población con más dificultades para reengancharse al mercado laboral.
Aunque hay matices. En este contexto tan poco halagüeño, el trabajo a distancia (o deslocalizado) sobresale como alternativa para generar empleo, reducir costes, mejorar la productividad y conciliar la educación de los hijos con el desarrollo profesional. En los últimos cinco años, la tasa de teletrabajadores se ha duplicado en España.
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El ahorro económico que fomenta el teletrabajo beneficia a los empresarios, a los empleados y a los países donde se generaliza el modelo. Para el trabajador supone menos horas y dinero invertidos en desplazamientos, menos gastos en comidas fuera de casa y un presupuesto más pequeño en vestimenta formal. Para el empresario significa una reducción de sus costes fijos (como agua, luz, calefacción, transportes o equipamiento de oficina), una reducción del absentismo laboral y un aumento de la productividad de hasta el 30% al trabajar por objetivos, efectividad y resultados.
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Fuente: Eroski Consumer
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