Decir que te gusta estudiar es como decir que te gusta atraparte el dedo con una puerta. Pero en realidad ninguna de ambas cosas puede realmente gustarte si es que estás bien de la cabeza.
En el caso del estudio, lo que tienes es un error "semántico", diría tu maestra. Porque estás llamando "estudiar" (lo que es un asco) a "aprender" (lo que es una maravilla).
Quieres aprender para comprender, para memorizar y luego demostrar cuánto sabes. Y ese camino es verdaderamente hermoso, verdaderamente importante.
Pero un día alguien puso algo delante tuyo y te dijo "estudia esto". Lo que olvidó fue decirte qué era "estudiar" y, peor aún, cómo se estudiaba.
Es fundamental, porque como toda actividad de los seres humanos, tiene una técnica, un procedimiento, un camino adecuado a seguir para lograr el objetivo. Y ese proceso está sembrado de pequeños y grandes secretos que te ayudarán a recorrerlo con el mayor éxito posible.
Cuando descubras que eso de "estudiar para aprender" no es agradable aunque sí, por ahora, inevitable, verás que la cuestión es "aprender a aprender". Y comenzarás a hacer lo que debes hacer para conseguir lo que deseas conseguir.
¿Importa tu edad? ¿Importan tus capacidades actuales? Para nada. No importa en qué lugar de la escalera te encuentres: siempre habrá escalones para continuar ascendiendo. Y cuanto más alto vayas llegando mejor verás el mundo que te rodea.
Tienes una máquina maravillosa, un "Fórmula 1" que equivale a cientos o a miles de computadoras. Pero quizá no le has hecho nunca el mantenimiento necesario y está un poquito oxidado. O no lo conduces como deberías hacerlo para que rinda como podría rendir.
Hasta que alguien descubra la manera de aprender sin estudiar, no tenemos otro recurso que el estudio para ir aprendiendo lo que deseamos. Aunque sea tedioso, poco divertido, rutinario,... en fin, un asco.
Alguien dijo una vez, hace mucho tiempo, que cuanto más desagradable es un remedio mejor te cura. Y nos hacía tomar unos asquerosos productos tales como aspirinas, jarabes, aceite de hígado de tiburón, etc.
Pero la ciencia farmacéutica no hizo caso de ese concepto equivocado y comenzó a dar a los remedios sabores que los hacían menos feos y que hasta nos llegaron a gustar un poco.
¿Por qué no hacer eso con el estudio?
Muchos nos pusimos a estudiar el estudio (tarea al principio doblemente desagradable) y le fuimos encontrando variantes que lo hacían más soportable. Descubrimos así que lo que estábamos haciendo cuando estudiábamos estaba mal hecho. Es que nadie nos había dicho que podía hacerse de otros modos (en realidad, nadie nos había dicho nada útil sobre el tema).
En diferentes lugares del mundo nos dedicamos a crear y perfeccionar métodos y técnicas para hacer que el estudio tuviera un sabor menos feo. Y hasta logramos que, a medida que los logros del aprendizaje lo iban dulcificando, fuera hasta un poquito agradable (por lo de "el fin justifica los medios").
Quiero presentarte una novedad que puedes aprovechar para que ese "estudiar" de que hablamos se te haga más sencillo y productivo. Porque lo que te hará sentir feliz será aprender. No te quiero "estudioso"; te quiero "aprendido", ¿comprendes?
Si te interesa, te espero en una nota anterior en la que hablaremos de mis Técnicas de Estudio y de cómo puedes traerlas a tu computadora.
Será un gusto recibirte allí. Basta que hagas un clic en:
http://sistemahit.blogspot.com.ar/2014/04/aprender-aprender-ahora-tambien.html
Prof. Daniel Aníbal Galatro
danielgalatro@gmail.com
Esquel - Chubut - Argentina
Abril de 2014.
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