Recuerdos de mi muerte: la otra Esquel
Hola, amigos:
Parece que el tiempo no puede borrar fácilmente esos recuerdos que marcaron mi renacimiento allá por Enero del 2009. Ni mis amigos han perdido el interés en conocer detalles de mi "viaje" inducido por la morfina que recibí en la terapia del hospital.
Es que durante un puñado de días con sus noches mi mente voló por insólitos lugares para aprender cosas que en la pobre realidad no se consiguen. Y así pude experimentar vivencias que quizá no son de esta vida.
Algo que ha sorprendido mucho a los conocedores de Esquel es que la que recorría durante esos días no era demasiado diferente a la real pero tampoco era demasiado similar. Veamos algunos ejemplos.
La clínica especial en la que estaba internado podemos ubicarla en Sarmiento y 9 de Julio, exactamente donde se halla el gran hotel. Pero era un edificio totalmente diferente. Antiguo y deteriorado por fuera, contenía un tesoro tecnológico en su interior modernizado.
Había sí un hotel deslumbrante cruzando Sarmiento, en el que muchas cosas me ocurrieron, tan maravillosas como ese lugar.
En la esquina este de la intersección, allí donde encontramos la pinturería, nacía una serie de edificaciones de mediana altura, digamos 3 ó 4 pisos, que se extendía hacia la avenida Fontana e incluía al menos otro hotel.
Pero la modificación más extraordinaria que mi mente realizó en su intento reurbanístico fue desde el cruce de esa arteria con Ameghino. Hizo nacer una diagonal hacia el norte que desembocaba en una playa recostada contra un arroyo Esquel que se iba ensanchando enormemente cuanto más subíamos hacia sus orígenes, tanto que a la altura de Alvear ya no se podía divisar la otra orilla.
Y esa playa de arenas doradas estaba decorada con árboles de la zona pero que permitía ver intercaladas unas palmeras al mejor estilo caribeño.
Curioso comportamiento de mi mente alterada que no tuvo ni tiene explicación, como tampoco la tiene el porqué de la desaparición de todas las elevaciones que rodean la ciudad real para convertirla en una llanura arbolada.
Esas cosas relato en los apuntes que titulé "Recuerdos de mi muerte" junto a muchas otras experiencias por las que pasé y que mi retorno a la vida habitual no logró borrar.
¿Qué me ocurrió? O, al menos, ¿qué creo que me ocurrió?
La luz brillante que muchos otros también han dicho que vieron durante esas salidas del mundo real, la voz que me hizo atravesar un muro para asomarme al otro lado y conocer un mensaje, las maravillosas computadoras con las que se me permitió averiguar secretos que desconocía...
Y esa otra Esquel tomada de la que hacía apenas unos meses había pisado y a la que pareció iba a despedir para siempre en cualquiera de esos momentos de coma inducido.
Es por eso quizá que escribí los Recuerdos. O tal vez todavía ignoro la causa real que me motivó.
Cuando puedas no dejes de leerlos, seas o no de esta ciudad. Y me gustaría recibir tus comentarios para que reflexionemos juntos.
Te espero.
Daniel Aníbal Galatro
Marzo 20 de 2015.
danielgalatro@gmail.com
PD: El planito con el que ilustro esta nota es el que dibujé con mi torpeza gráfica habitual en 2012, creo, tres años después de la experiencia.
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