Si nuestra única preocupación es estar firmes pero no combatimos, terminaremos siendo sacudidos o conmovidos por la oposición. No basta con que simplemente animemos a otros a estar firmes. Repito nuevamente que, para estar firmes, debemos luchar y combatir. Combatir es la manera de estar firmes. De hecho, luchar equivale a estar firmes. Dicho de otra forma, si queremos defendernos debemos estar a la ofensiva. Si no sabemos cómo estar a la ofensiva, no ejerceremos una buena defensa.
Reflexión derivada de Filipenses 1:27
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