El libro habla sobre la vida conyugal de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, y sus famosas aventuras extramatrimoniales
BUENOS AIRES, Argentina (EFE). —Jovita Iglesias, una española que estuvo 50 años al servicio de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, cuenta en un libro la vida privada de dos adelantados a su tiempo, símbolos de una Argentina inmensamente rica que acabó arruinada.
“Tenían tanto dinero que ni sabían cuánto. Lo guardaban en bolsas de plástico en los armarios”, afirmó Jovita Iglesias a EFE.
Los Bioy, el libro que ha escrito con la periodista Silvia Renée Arias, no revela grandes misterios sobre el matrimonio de escritores argentinos, famosos entre otras muchas cosas por sus aventuras extramatrimoniales.
Sin embargo, Jovita aporta su particular visión, una mezcla de humor, ternura y sinceridad, sobre “Silvina” y ”Adolfito”, en cuyo hogar fue ama de llaves y “confidente” desde 1949 hasta 1999.
Nacida en 1925 en Pacios de Taubes, una aldea de Galicia (noroeste de España), Jovita está impresionada por ver los ejemplares de “Los Bioy” en las librerías y al mismo tiempo no logra liberarse del temor de que lo que cuenta vaya a molestar a alguien.
“Son como un millón de cosas más las que he callado que las que he contado”, señala a EFE para destacar que si alguien la acusa de “deslealtad”, le dolería mucho. Jovita dice que se decidió a escribir el libro porque recibía “mensajes del más allá” pidiéndole que no se olvidara de lo que vivió junto al autor de La invención de Morel y su esposa, también escritora, pero cuya obra quedó eclipsada por la de Bioy y la de su hermana, Victoria Ocampo, la creadora de la revista Sur.
Los Bioy, publicado por la editorial española Tusquets por ahora solo en Argentina, va por su segunda edición desde el 24 de junio -de 2 mil ejemplares cada una- y fue finalista del español Premio Comillas 2001.
Los ojos de Jovita se llenan de lágrimas cuando recuerda episodios como cuando Silvina, once años mayor que su esposo y “mucho más rica que él, que tampoco era un pobretón”, le propuso adoptarla legalmente.
Bioy Casares quería tener hijos, pero Silvina, que en 1949 tenía 46 años, no podía ser madre, así que se le ocurrió que Jovita podía ser su hija adoptiva y así brindarle las posibilidades que nunca pudo su familia española.
“Le dije que ni por todo el oro del mundo cambiaría a mi madre pobre por una madre rica”, recuerda Jovita.
Poco después, los Bioy emprendieron uno de sus largos viajes, del que regresaron con un bebé, una niña llamada Marta, nacida en EU y con papeles que acreditaban que era hija de Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares. La realidad es que era hija sólo de Bioy y de “una señora”, que “aún vive”, por eso Jovita no quiere decir su nombre, ni tampoco precisar a qué clase de arreglo llegaron entre los tres para que figurase como madre a efectos legales Silvina Ocampo.
fuente: la prensa web
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