Géneros - movimientos literarios y la literatura en el Río de la Plata

Oliverio Girondo

De la antigüedad al Barroco

En los juglares de la antiguedad hallamos las primeras expresiones literarias. Tanto la Illíada como la Odisea, adjudicadas a Homero, eran recitadas por los callejones y montañas de la antigua Grecia.

Posteriores leyendas antes de ser escritas fueron recitadas, generalmente en verso. Por lo que podemos afirmar que la poesía es la primera de las manifestaciones literarias.

Por supuesto en la Grecia en el siglo V florecen todos los géneros: ensayos filosóficos, fábulas o cuentos, teatro que nos ofrecían tragedias como las de Sófocles o de fina ironía y humor en Aristófanes, aún en el siglo XXI se lleva a escena Las troyanas de Eurípides, por ejemplo.

La cultura griega del siglo V, lo sabemos, va a impregnar e influenciar en la cultura de Occidente, todos los temas tratados serán recreados, adaptados, y me refiero tanto a la filosofía como al teatro, baste el ejemplo de la tragedia de la guerra de Troya recreada por Jean Paul Sartre a mediados del siglo XX. Recordemos este breve y profundo diálogo entre Electra y Orestes en Las moscas:

«Orestes: - ¿Me darás la mano e iremos?
Electra: - ¿Adonde?
Orestes: - Hacia nosotros mismos» (Homero, 1972; 1976; Eurípides, 1967; Sartre, 1968).

Esta aclaración creo que es válida para no limitar a Grecia como la cuna de la poesía simplemente.

Las campañas del Cid campeador durante el siglo XII, en las primeras campañas de España contra la ocupación árabe, que concluirá recién en el siglo XV, tendrá su manifestación en la literatura en El poema del mio Cid (Anónimo, 1945).
Consta de 3.730 versos, la mitad de ellos en cantares.

La prosa aparece en España mucho después simultáneamente a las primeras manifestaciones en prosa, encontramos fábulas y proverbios.
El libro del Buen amor del archipreste de Hita es en realidad, un extenso poema.

Imperaban los temas épicos en toda la literatura clásica y antigua, el cambio se dará con La divina comedia de Dante Alighieri que aparecerá en Italia en el siglo XIV en el primer renacimiento, no es escrita en latín sino en lengua toscana, también es un largo poema polémico-político, polémico pués se toma como eje el enfrentamiento entre guelfos y gibelinos, dos facciones católicas. Está escrito en versos endecasílabos, constituye una de las más grandes obras de la literatura universal (Alighieri, 1978).
Boccaccio (1976) instala un nuevo género: la picaresca expresada en cuentos breves.

La novela, como género se manifiesta en la obra cumbre de Miguel de Cervantes Saavedra: Don Quijote de la Mancha (1984).

Comencemos deteniéndonos en la poesía:

La poesía puede presentarse en sonetos, con o sin rima, más tarde en verso libre. El soneto está compuesto por dos cuartetos y dos tercetos, generalmente endecasílabos y rimados, la forma de la rima variará de Góngora a Neruda, de Lope de Vega a Sor Inés de la Cruz.

Escuchemos a Jorge Manrique, que, como el Dante pertenece al primer Renacimiento, il Quatrocento, las Coplas a la muerte de mi padre, su obra más famosa no es un soneto, son versos libres:

Recuerde el alma dormida
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se pasa la vida
cómo se viene la muerte
tan callando.
Cuán presto se va el placer
cómo después de acordado
da dolor
cómo a nuestro parecer
cualquier tiempo pasado
fue mejor.

Consta de treinta partes, de doce versos cada una. Otros de sus sonetos presentan rima (Lope de Vega, 1987; Damaso, 1970; D´acramont, 1970; Paz, 1982).

El Barroco en la poesía española se manifiesta en Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Calderón de la Barca, Lope de Vega.

Góngora es, quizá, la más pura representación del Barroco, si por tal entendemos, adjetivación exagerada, abundancia de vocablos y una rima estricta. Dice Góngora en la Egloga a don Pedro de Toledo:

Tú que ganaste obrando
un nombre en todo el mundo
y un grado sin segundo
agora estés atento solo y dado
al ínclito gobierno del Estado.
Oh tú de venablos impedido
muros de abeto, almenas, de diamante
bates los montes que de nieve armados
gigantes de cristal los teme el cielo.

Generalmente escribe en ocho versos eslabonados, de doce sílabas cada uno, pero no siempre.

El siguiente es un soneto de Quevedo compuesto por un sólo cuarteto y dos tercetos:

Nada que, siendo, es poco, y será nada
en poco tiempo, que ambiciosa olvida
pues de la vanidad mal persuadida
anhela duración, tierra animada

llevada de engañoso pensamiento
y de esperanza burladora y ciega
tropezará en el mismo momento

como el que, divertido, el mar navega
y, sin nombre, vuela con el viento
y antes que piense en acercarse, llega.

Calderón de la Barca en su famosa obra La vida es sueño dice:

¿Qué es la vida?: un frenesí
¿Qué es la vida?: una ilusión,
una sombra, una ficción
y el mayor bien es pequeño
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son.

Lope de Vega nos dice en su soneto Esto es amor:

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde, animoso;

huir el rostro al claro desengaño
beber veneno por licor suave
creer que un cielo en un infierno acabe

El Barroco en Indias está ampliamente representado por Sor Juana Inés de la Cruz, aquella que decía:

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que juzgáis.

Se destaca la rima constante en Sor Juana, aquí "acusáis" con "juzgáis", "razón" con "ocasión".

Escuchemos un soneto estricto formado por dos cuartetos y dos tercetos endecasílabos en el que señalaremos la forma de rima elegida:

Detente sombra de mi bien esquivo
imagen del hechizo que más quiero
bella ilusión por quien alegre muero
dulce ficción por quien penosa vivo

Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

Que tu forma fantástica ceñía
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

Alguien definió la poesía como «todo discurso compuesto en forma métrica», requiere un tema a desarrollar, escrito en versos libres. Ezra Pound intentaba explicar cómo surge un poeta: «Se desea comunicar una idea, o una emoción […] o una sensación […] se empieza por el aullido y el ladrido y luego se pasa a la danza y a la música con palabras» (Pound, 1970).

Cesare Pavese decía que en algún momento el poeta ha atravesado la angustia, ha tenido una iluminación, sorpresa, impacto emocional. Esto también sirve para definir a la prosa poética que nos ofrecerá luego, por ejemplo, L"autremont en Los cantos de Maldoror .

Si la novela aparece con Dante, el cuento podemos decir con los Cuentos de Canterbury y Boccaccio. El cuento y la novela se desarrollan durante el Renacimiento italiano donde se innovará genialmente la arquitectura misma de las iglesias, hasta entonces respetuosas de los estilos románico y gótico propios de la Edad media. También el barroco - del que hablamos antes en poesía - irrumpirá en el siglo XVII con una colosal renovación arquitectónica, también en la pintura y escultura, siendo Italia uno de sus centros más importantes y tempranos como lo había sido en el Renacimiento.

Los siglos XIX y XX: Romanticismo, Surrealismo, Realismo y Neorrealismo en poesía

A principios del siglo XIX encontramos el pleno romanticismo en la poesía Gustavo Adolfo Bécquer. El neoclásico del siglo XVIII, manifestado sobre todo en el ensayo había quedado atrás, nos referimos a Emilio de Juan Jacobo Rousseau, las obras de los enciclopedistas como Diderot o Elogio a la locura de Erasmo, entre otros.

Escuchemos a dos grandes de la literatura universal: Federico García Lorca y Pablo Neruda, español el uno, chileno el otro, pero quizá, los más grandes exponentes de la poesía escrita en español en el siglo XX:

Dice García Lorca en La casada infiel de su libro Romancero gitano:

Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
Yo me quité la corbata
Ella se quitó el vestido
Yo, el cinturón con revólver.
Ella, sus cuatro corpiños.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé al río.
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevé al río.

Y dice siempre García Lorca en el Prendimiento de Antoñito El Camborio, dedicado a Margarita Xirgu, recitadora argentina:

Hijo y nieto de camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna,
anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan ante los ojos.
A la mitad del camino
cortó limones redondos,
y los fue tirando al agua
hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino
bajo las ramas de un olmo,
guardia civil caminera
lo llevó codo con codo
Y a las nueve de la noche
le cierran el calabozo
mientras el cielo reluce
como la grupa de un potro.

Estos dos poemas de distintas temáticas, de versos rimados con libertad, ambos nos muestran la riqueza y altura poética de Federico García Lorca y los momentos difíciles de la guerra civil española, en la que será asesinado por la guardia falangista. Lorca fue también dramaturgo, obras como Rosita la soltera, La casa de Bernarda Alba, Yerma, Bodas de sangre son de un dramatismo logrado y conmovedor (García Lorca, 1998).

Nacía por entonces el arte surrealista, era una época de grandes transformaciones: Freud creará un nuevo paradigma para el tratamiento de la neurosis, el papel del inconsciente cobra gran importancia y no sólo en medicina, también en el arte apareciendo el movimiento surrealista Lorca no se integrará a dicho movimiento, sólo se mostró interesado.

Era la época en que Dalí, como pintor, junto con Buñuel filman ese corto audaz y claramente surrealista titulado El perro andaluz, que algunos consideran alusivo despectivamente a Lorca por su no adhesión al surrealismo.

Pablo Neruda (1955; 1958; 1963) nos presenta otro tipo de poesía - quizá no tan emocional como las de Federico García Lorca -, pero altamente comprometidas con lo social, con los elementos cotidianos, con la naturaleza, como en Canto general y en sus Odas elementales, como en la Oda 11canta a aspectos y elementos de la América precolombina; no faltan poemas de amor su primer libro publicado de jovencito: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, es, quizá, el más conocido veamos como usa el verso libre en éste uno de sus poemas más famosos, Una canción desesperada

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, yo también la quería.
Y el verso cae al alma como el pasto al rocío
Que importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me cause
y éstos sean los últimos versos que yo le escriba.

En la poesía moderna encontramos a poetas franceses de gran envergadura: Paul Valery, Mallarmé, pero antes a Baudelaire, luego Paul Eluard, Paul Verlaine, George Rimbaud, el antecesor, quizá sin saberlo, del Surrealismo, y surrealistas como André Bretón y Antonin Artaud. Citaremos poemas breves de Rimbaud, Artaud y Breton.

Escuchemos a Rimbaud, gran amante de la naturaleza, en uno de sus poemas titulado Sensación

Por las tardes azules del verano, yo iré por los senderos
picoteado por los trigales, a pisotear la hierba menuda
soñador, sentiré el frescor de mis pies
dejaré que el viento bañe mi cabeza desnuda.
No hablaré, ni pensaré en nada
pero el amor infinito trepará a mi alma
iré lejos bien lejos como un bohemio
atravesando la naturaleza feliz, como con una mujer.

Antonin Artaud dice en Poeta negro

Selva, hormiguean los ojos
en los pináculos multiplicados
cabellera de tormenta los poetas
montan sobre caballos, perros
los ojos se enfurecen, las lenguas giran
el cielo afluye a las narices.

Dice André Bretón en Cartero chaval

Somos los suspiros de la estatua de cristal que se incorpora
Cuando el hombre duerme
Y brechas brillantes se abren en su lecho, brechas por las que pueden
percibirse ciervos de cuernos
De coral en un claro del bosque
Y mujeres desnudas en lo profundo de una mina.

Es de destacar la escasa puntuación, los versos largos, los símbolos extraños y atrapantes. El Surrealismo estaba preñado de mucho individualismo, cada uno podríamos decir, tenía su "idea" de surrealismo, por ello el movimiento presenta fracturas y peleas personales, como las que tuvieran Breton y Artaud.

De todos modos el arte en general cambió después de la aparición de este movimiento, influyó más en uno que en otros, también fue negado por muchos. Encontramos expresiones surrealistas en la pintura de la época.

También el teatro sufre la influencia del surrealismo - Artaud era actor también - que sumado a las innovaciones que hiciera Peter Brook, cambiaron significativamente esta expresión artística hasta nuestros días (Pellegrini, 1981; Mallarmé, 1975; Baudelaire, 1981; Rimbaud, 1972; Racedo, 2007; Brook, 1986).

El realismo romántico en poesía tuvo, con posterioridad al Neoclasicismo y a Becquer, y con anterioridad al Surrealismo, un claro exponente en Victor Hugo.

Aparecerá en pleno siglo XX una estricta literatura realista, y hasta podíamos decir de elogio al trabajo productivo en la Rusia stalinista, este estilo decayó paulatinamente luego dando lugar más adelante a la la llamada literatura comprometida, atenta a los problemas sociales. Es dable aclarar que con el tiempo podemos observar la convivencia de estilos o paradigmas que adoptan las formas literarias.

En Cuba, hace un tiempo, variadas expresiones literarias fueron superando el realismo revolucionario - aunque éste no ha desaparecido. La puerta de Alcalá de Leonardo Padura, por ejemplo, es un libro de cuentos bien construidos, es uno de los tantos ejemplos de un realismo no estricto, es decir, encontramos pasajes eróticos, hasta cierta crítica a las deficiencias de la Revolución cubana, tenues por cierto.

Allí se edita una revista de poesía llamada La isla infinita, hay reuniones literarias con lectura de poemas. Encontramos una incursión en temáticas personales, claro está que no podemos olvidar que estos nuevos escritores cubanos tuvieron como maestros a Lezama Lima, Cabrera Infante, Alejo Carpentier y Severo Sarduy (Padura, 1998; Yañez, 1997; Fornet, 1967).

Tanto la poesía como el cuento y la novela tienen máximas expresiones en Italia, al hablar de poesía nos surge el nombre de Ungaretti; la de Ungaretti es una poesía existencial e intimista, dice en un breve poema, Otra noche

En esta oscuridad
con las manos
heladas
distingo
mi rostro
Me veo
abandonado en el infinito
Me reconozco
imagen
pasajera
Presa en un viaje
Inmortal.

Es particular la estructura que muestra en sus poemas Cesare Pavese. Como en Ungaretti notamos la ausencia de puntuación: la musicalidad y la rima la sostiene el poema, cada verso, cada palabra. Pavese tiene un tono más coloquial que Ungaretti y que muestra en el poema Y de pronto anochece

Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra
traspasado por un rayo de sol:
y de pronto anochece.

Al hablar de la poesía italiana no podemos dejar de mencionar al genial Quasimodo y su famosa Carta a la madre (Aa.Vv., 1974).

El cuento y la novela se desarrollan durante el Renacimiento italiano que revolucionará hasta la arquitectura misma de las iglesias hasta entonces góticas y propias de la Edad media. El Barroco - del que hablamos antes en poesía - ofrecerá en el siglo XVII una colosal renovación arquitectónica, siendo Italia uno de sus centros más importantes y tempranos como lo había sido en el Renacimiento.

Los cambios y renovaciones artísticas profundas se dan una vez más en todas las expresiones del arte: en pintura, escultura y arquitectura, por eso es que podemos aún contemplar iglesias de estilo románico y gótico, obras del Renacimiento que conviven con expresiones propias del Barroco de la que Italia, una vez más fue un claro exponente conjuntamente con Francia y Alemania (D´ors, 1964; Malé, 1952).

La estructura del cuento y la novela

En la segunda mitad del siglo XIX se desarrolla con variados representantes el cuento naturalista italiano con Verga, Serao, Capuana. En el siglo XX Alberto Moravia cambia el rumbo y sus cuentos tienen gran contenido erótico, Dacia Mariani nos muestra un enfoque particular: podemos afirmar que, más allá de las nacionalidades, el estilo femenino - aún con variantes - es distinguible desde Virginia Woolf a Margueritte Yourcenar.

Hay un escritor y ensayista contemporáneo, Umberto Eco, que ha escrito desde novelas como El nombre de la rosa - llevada al cine - hasta Como hacer una tesis, y cuentos graciosos, como las desventuras de Viajar en avión, traducidos a diversos idiomas. Es profesor de semiología en la Universidad de Bolonia (Eco, 1998).

Un joven francés influenciado notablemente por el surrealismo, Georges Perec, escribe varias novelas breves, y una obra inclasificable: La vida: instrucciones de uso. Puede considerarse cada capítulo un cuento en sí mismo, no obstante hay una trama que atraviesa toda la novela (Perec, 1992).

Otro escritor notable y singular fue Hermann Hesse, no sólo por su famoso El lobo estepario, sino por obras como Sidharta Gautama, Narciso y Goldmundo y Juego de abalorios, atrapante mezcla de misterio, historia y esoterismo. Hay autores sin seguidores, quizá estos dos sean de ese tipo de escritores que no tienen seguidores (Hesse, 1967; 1978; 1980).

La estructura del cuento es diferente al de la novela: tiene un comienzo, presenta un nudo central y un desenlace. La novela es el desarrollo ondulante de un tema, en sus comienzos con uso del tiempo lineal para sufrir significantes variantes luego.

En Proust y Joyce encontramos un manejo especial de los "destiempos" de ese «ir y venir» tiempos cíclicos, evidente, en su obra máxima En busca del tiempo perdido.

El monólogo interminable que maneja Joyce, sus diálogos con un inconsciente que aflora y se confunde con la realidad, hacen de su obra cumbreUlises, una joya literaria. Ambos son considerados padres de la literatura moderna (Proust, 1988; Joyce, 1979).

Otro innovador de las formas será Kafka, no tanto en el manejo del tiempo, como en el modo que adquiere su escritura, en la profundidad y enfoque angustioso y sin salida de sus temáticas. No sería arriesgado sostener que no hay continuadores de Kafka, o de Proust, sí quizá de Joyce, en esa, su narrativa personal, monotemática en la que aflora el inconsciente a destiempos, o tiempos que interrumpen la narración lineal (Kafka, 1968; 1978).

De algún modo, todos influyen en todos porque un escritor es el fruto o síntesis de lo que ha leído.

Si Victor Hugo es un realista romántico, Dostowiesky es un realista-psicologista. Todos estos escritores influirán en Virginia Wolf y Faulkner, Malraux, Camus y Sartre, autores de obras donde se plantean problemas existenciales, y en el caso particular de Sartre, los temas políticos, que afloran tanto en sus ensayos, en sus novelas como em las obras de teatro. La literatura de Simone de Beauvoir, su compañera, estará preñada de psicologismo e ideales políticos y feministas, por ejemplo, como descubrimos también en la novelesca lineal tradicional de Françoise Sagan excelente cuentista.

Vemos así que la novela es un género que nace renovándose, y siguiendo rumbos insospechados y fascinantes.

Hemos dicho que el cuento tiene una estructura más definida, pero también podemos decir que a través del tiempo ha sufrido cambios significativos, en la actualidad nos encontramos con la posibilidad de finales abiertos, susceptibles de distintas interpretaciones.

La literatura argentina, rioplatense y latinoamericana en los siglos XX y XXI

Jorge Luis Borges (1965; 1965; 1982; 1964), argentino, el más reconocido escritor del siglo XX no sólo en su País, cuentista y ensayista, no escribió novelas. Nos ofrece a menudo, cuentos extremadamente cortos, plenos de significancias, como los que nos muestra en sus libros El hacedor, Historia de la eternidad, Historia de la infamia, Ficciones y tantos otros. Borges también escribió poesía que a pesar de considerárselo "anglófilo" por haberse educado en esa lengua, nos ha dejado cuentos y poemas porteñísimos y muy bellos y ensayos sólo o en conjunto con otros escritores, que como tantos otros ensayistas intentan buscar nuestra identidad como nación.

Transcribiremos un breve poema, Un patio, de su Antología poética:

Con la tarde
se cansaron los dos o tres colores del patio.
La gran franqueza de la luna llena
ya no entusiasma su habitual firmamento,
Patio, cielo encauzado
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
Serena,
la eternidad espera en la encrucijada de estrellas.
Lindo es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de una parra y de un aljibe.

Las formas o modos de expresión poética en Argentina han sido - y siguen siéndolo - múltiples y distintas. La hermanas Victoria y Sivina Ocampo creadoras, con otros escritores de la Revista Sur que no sólo escribieron, sino por múltiples contactos internacionalizaron la literatura argentina de entonces. Otro reconocido poeta hermético pero muy reconocido fue Alberto Girri.

Veamos tan sólo tres ejemplos que muestran gran diversidad de estilos: Oliverio Girondo, de mediados del siglo XX, Juan José Ceselli y Juan Gelman de fines del mismo siglo. Comencemos por Girondo.

En Veinte poemas para leer en el tranvía, su famoso libro, encontramos el poema Otro nocturno:

¿Por qué, a veces, sentimos una tristeza parecida
a la de un par de medias tiradas en un rincón?
Y ¿ por qué, a veces, nos interesará tanto el partido de pelota
que el eco de nuestros pasos juega en la pared?
Noches en las que disimulamos bajo la sombra de los árboles,
de miedo de que las casas se despierten de pronto y nos vean pasar
y en las que el único consuelo es la seguridad de que nuestra cama nos espera, con las velas tendidas hacia un país mejor!

Juan José Ceselli, quien estuviera en París en contacto con los surrealistas, quien escribió, entre otros libros Violín María, El paraíso desenterrado, Poemas jíbaros (inédito), cuyo manuscrito algunos tuvimos el privilegio de conocer, muere en 1982, es un poeta olvidado. En homenaje a ello transcribiremos completo, de su libro El paraíso desenterrado el siguiente poema, Cuarta revelación de la 22 ceremonia

Pura por el goce
ungida por el milagro
enarbolas la demencia
caen hierbas de oro y escarabajos
sobre el mundo se levanta
la catedral de tus piernas
y las raíces de la niebla
sostienen la última madrugada
ante mí estalla la primavera
la ceremonia impía de tus seducciones
el clamor inclemente de tus formas
la agresión de tus garras de pelo
de tus fiebres, de tus llantos
de tus maniobras incestuosas atropellando las luces
quebradizas del alba
tumbando con tus caderas la última estrella
la mano del día se abre paso entre tus deseos
y escoges la flor más dormida
para espantar
para espantar las sombras y hacer entrar el sol
una cerradura de nubes nos separa
y tu talle es más liviano que un hipocampo
y tus ojos más profundos que la tempestad
amémonos
sólo el pecado puede darnos sabiduría
amémonos ferozmente no importa cómo
es el instante diabólico en que el Infinito se hace
angustiosamente visible
las gaviotas chillan a lo lejos
los susurros de los arbustos pasan velozmente a ras
del suelo
y huellas desconocidas aparecen en la playa
es la hora en que tus cabellos cubren mis ojos
y el pecado se arrodilla
a rezar.

Ceselli (Girondo, 1922; Ceselli, 1966; Gelman, 1971) muere en el invierno de 1982 y, de algún modo, será el "pope" de la llamada Generación poética de los Ochenta, lo que no significa la existencia de discípulos o seguidores de su estilo ya que la misma presenta una variedad multifacética y estilística considerable.

Juan Gelman, quien recientemente recibiera el premio Cervantes, nos ofrece poemas breves cuya temática se reitera, fue víctima del proceso militar, también sus familiares. Escuchémosle en el 31 de marzo:

Ha terminado el mes
y el hijo sin venir
y mi hermano sin volver
Ha terminado el mes y no te amé las piernas
y no escribí ese poema del otoño en Notario
y pienso pienso pienso
se fue otro mes
y no hicimos la revolución todavía.

Un autor muy reconocido y querido por los argentinos es Julio Cortázar, por su peculiar forma de tratar el cuento y la novela y por su gran productividad. Las armas secretas, Historia de famas y cronopios (cuentos) son muestras de un humor particular y muy porteño. En novelas como Los premios, Rayuela quiebra la estructura tradicional. También es un poeta "escondido", su primer libro, Los reyes, es una breve versión de la historia del Minotauro escrita en prosa poética (Cortazar, 1960; 1964; 1970).

A fines del siglo XX muere Cortázar en París y Borges en Suiza. Siguiendo esa tradición histórica del "exilio" argentino en distintas épocas, desde nuestra historia como Nación desde el siglo XIX hasta hoy.

Ernesto Sábato sería el que completa el terceto de estos tres grandes escritores, su primera novela El túnel no fue apreciada en Buenos Aires, la manda a París y llega a manos de Albert Camus que reconoce sus valores. Su obra más famosa, quizá sea Sobre héroes y tumbas, allí describe la sociedad porteña, a través del romance de una pareja, y aflora ese enfrentamiento capital en la sociedad argentina entre peronismo y antiperonismo: aún permanente y gobernando aunque con cambios significativos (Sábato, 1965).

Hoy no podemos encasillar la literatura en general en romántica o surrealista, mágica o de ficción, el llamado post-modernismo lo permite todo y los modismos se han mezclado un tanto, lo que no significa que no encontremos también las formas tradicionales, en el también ensayista, Adolfo Bioy Casares, en Anderson Imbert y Horacio Quiroga, entre otros, basta recordar sus famosos Cuentos de la selva o Cuentos de amor, de locura y de muerte.

Todos los escritores argentinos, especialmente Julio Cortázar, destacan la figura de un precursor: Roberto Arlt, fruto de la inmigración europea de fines del Siglo XIX, sus libros aparecen por los años Veinte del siglo pasado, libros como El jorobadito, Los siete locos, Juguete rabioso los podemos ubicar en una tendencia estilística propia del realismo social, pero capaz de manejar simbolismos y datos de ficción, muchas de sus obras fueron llevadas al cine.

No podemos dejar de mencionar a Manuel Mugica Láinez, autor de novelas brillantes como su obra Bomarzo, estrenada en Europa como ópera, así como otras más sencillas e intimistas como Aquí vivieron, históricas, como Misteriosa Buenos Aires, cuyo primer cuento trata sobre la primera fundación de Buenos Aires.

Podemos decir que para el escritor argentino, sobre todo para los de la capital, Buenos Aires es una obsesión.

Recordemos el título de la obra cumbre de Leopoldo Marechal: Adán Buenosayres.

En Anderson Imbert, por ejemplo, encontramos las formas tradicionales del cuento, de algún modo en Isidoro Blastein, aunque existe una gran diferencia entre ambos, el humor de Blastein es intachable.

Hay un escritor contemporáneo singular: Andrés Rivera. Escribe novelas breves, con un estilo particular, por ejemplo La revolución es un sueño eterno, donde detalla los padecimientos físicos y el juicio injusto del que fuera víctima Juan José Castelli revolucionario de 1810 cuando nos emancipábamos de España. El farmer, donde pinta un Juan Manuel de Rosas, en sus aspectos más relevantes.

Otro, particular en su estilo, es Abel Posse, su mejor obra - a mi gusto - es Los perros del paraíso - que es una sátira de la conquista española.

La dictadura militar que padecimos desde 1976 a 1982 también marcará la literatura más reciente, enfrentando también a escritores.

Esto explica que gran parte de los ensayistas y novelistas argentinos han tratado estos temas, uno de los pocos que lo hace con una cuota de humor increíble es José Pablo Feinnman, profesor de filosofía, en sus recientes novelas Astucia de la razón, ésta sería a mi juicio su gran hallazgo: muestra una particularidad especial en la organización de la narrativa y Critica de las armas, mostrando en éste último, el terror obsesivo con el que vivió, como sobreviviente, los años de la dictadura militar (Quiroga, s/f; Arlt, 1958; Mugica Láinez, 1962; 1968; 1981; Marechal, 1967; Rivera, 1993; 1996; Posse, 1983; Feinnman, 1990; 2002).

Con el llamado Postmodernismo aparecen múltiples manifestaciones, expresiones literarias difíciles de clasificar, algunas valiosas.

Dentro de la literatura rioplatense ubicamos al uruguayo Mario Benedetti, poeta cuentista y novelista, su literatura tiende al realismo y al compromiso político, ya que Uruguay sufrió una férrea dictadura en la misma época en que la sufriera Argentina y Chile. Es muy bello su libro de cuentos La muerte y otras sorpresas, así como un largo poema a un guerrillero "tupamaro" llamado Juan Ángel. También su libro de poemas Inventario 70 (Benedetti, 1969; 1970).

Juan Carlos Onetti es otro escritor uruguayo con características más intimistas y existenciales; es significativa una novela breve Las máscaras del amor, también es poeta.

La influencia de la literatura europea es innegable en el Río de la Plata no obstante debemos reconocer que las obras de Melville Moby Dick, por ejemplo, y las de Heminway, en general, a pesar de sus diferencias temáticas y de estilo plantean la lucha entre el bien y el mal y, sin duda, también influenciaron en la literatura rioplatense. Otro es Edgar Allan Poe con sus relatos negros y sus cuentos de terror. El hermetismo de Henry James no ha sido demasiado leído en Argentina, como lo fueron Kafka o Hessen y la literatura francesa en general lo ha sido.

La literatura latinoamericana ha bebido en estas fuentes y ha surgido, no obstante una literatura diferente a la del Río de la Plata: García Marquez instala el realismo mágico en su famoso Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera, Del amor y otros demonios, etc., que continúan otros escritores latinoamericanos y lo descubrimos en algunas obras de Vargas Llosa como La guerra del fin del mundo, La casa verde, no así en La ciudad y los perros que sería de tono realista, quien, meritoriamente ha recibido recientemente el Premio Nobel.

Isabel Allende misma adhiere a él combinando aspectos de la realidad con fantasía habidos durante la dictadura de Pinochet con aspectos de realismo mágico y el intento de rescatar la tradición indígena chilena en sus obras.

Un autor chileno, fallecido hace pocos años sería una excepción a esta tendencia propia de los Países del norte de Sudamérica y de Centroamérica: obras como La desesperanza, el Lugar sin límites, El jardín de al lado, por ejemplo, nos ofrecen una narrativa anecdótica puntual realista, nostalgiosa y romántica.

La reivindicación de la América precolombina y la reivindicación indígena, así como la problemática del campesinado se encuentra en la literatura latinoamericana como en La casa verde de Vargas Llosa, o Pedro Páramo y Llano en llamas de Juan Rulfo, mejicano, Señor presidente de Miguel Ángel Asturias, guatemalteco que obtuviera también el Premio Nobel, o José María Arguedas, peruano, como Vargas Llosa, que escribiera esa obra de renombre: Todas las sangres.

No podemos dejar de mencionar a Roa Bastos, el gran escritor paraguayo, con su obra cumbre, Yo, el supremo, donde pinta magistralmente el encerramiento del Paraguay histórico con el dictador Francia, encerramiento que continuarán los Lopez - padre e hijo - y por ser mediterránea, sin salida al mar, continúa esa trayectoria de aislamiento (García, 1967; 1968; 1981; 1994; Vargas Llosa, 1970; s/f; 1981; Arguedas, 1964; 1969; Rulfo, 1970; Asturias, 1967; Donoso, 1967; 1981; 1986; Roa Bastos, 1989; Alegría, 1966; Harss, 1978).

La diferencia entre la literatura del norte de América del Sur y el Caribe y la del Río de la Plata, abierta a Europa, es innegable y tiene razones válidas: la geografía, el clima, la influencia de lo cálido y lo frío, el pensamiento y el análisis ensayístico que nace en el Río de la Plata con Domingo Faustino Sarmiento, distintos símbolos, imágenes diferentes y sobretodo el fenómeno inmigratorio europeo que aparece en el Río de la Plata, en Buenos Aires, principalmente a fines del siglo XIX, más las características sociopolíticas particulares y específicas de cada zona.

Las similitudes entre Buenos Aires y Uruguay son notorias, no obstante éste ha tenido un desarrollo democrático y estabilidad institucional más coherente y estable que Argentina. Uruguay, si bien sufrió en los Setenta problemas propios de todo el Cono sur, no produjo un fenómeno político como el peronismo que marcará la historia Argentina en los siglos XX y XXI.

Las diferencias no obstaculizan influencias ni amistades entre escritores rioplatenses entre sí y con el resto de los escritores de América Latina.

Leopoldo Lugones, de principios del siglo XX, considerado uno de los más grandes escritores argentinos, poeta, ensayista, fue admirador del creador del modernismo en Latinoamérica. Rubén Darío, como Borges, lo será de Lugones. Otro gran poeta latinoamericano muy respetado es Cesar Vallejo, peruano, famoso por su libro Los heraldos negros. Todos los argentinos hemos leído a García Marquez a Vargas Llosa, a Rulfo, a Vallejo, también a Isabel Allende.

Y hubo tres grandes mujeres poetas que surgen a principios del siglo XX y fueran contemporáneas de estos grandes escritores: Gabriela Mistral, chilena, que obtuvo el premio Nobel, Juana de Ybarbouren, uruguaya, y Alfonsina Storni, argentina.

Alfonsina Storni se manifiesta como poeta de envergadura, es memorable no sólo por su obra sino por su trágico final: suicidarse en las costas del Océano Atlántico en la Ciudad de Mar del Plata. Recordemos de ellas, entre algunos de sus poemas, Tu me quieres blanca

Tú me quieres alba
Me quieres de espuma,
Me quieres de nácar.
Tú que que hubiste todas
Las copas a mano
De frutos y mieles
Los labios morados
Huye hacia los bosques;
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
la tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.

Creo que hay en Alfonsina Storni "algo" de Sor Juana Inés de la Cruz, más allá de las distancias de estilo y formas. Ella también se rebela frente a un pretendido dominio masculino, o dicho de otra manera: ambas levantan ciertas consignas feministas, tenues por cierto.

Desde las innovaciones y creaciones del surrealismo, se omite "la rima" la musicalidad del poema la dará la construcción poética en sí misma, cada verso, cada palabra, a través de las imágenes que pinten, las sensaciones que le produjeron al autor y las que transmite.

El ensayo

El Río de la Plata presenta, características geográficas y climáticas distintas a las del Caribe y al norte de Sudamérica historias políticas diferentes. El proceso inmigratorio que se dio en el siglo XIX formado en su gran mayoría por italianos, seguido por españoles y otros grupos provenientes del Este europeo, no se dio con la misma intensidad en el resto de América, será de esa conjunción de razas que surgirá el "porteño", habitante de Buenos Aires, ya que la inmigración penetró menos en el interior del País.

Octavio Paz, con veracidad y gran sentido del humor, dijo en una oportunidad: Los mejicanos descendemos de los aztecas, los peruanos de los incas, los argentinos de los barcos.

Es dable aclarar que hace unos años hemos recibido un fuerte afluente migratorio de Países latinoamericanos, asiáticos, - no está incluída en esta inmigración reciente la colectividad japonesa, respetuosa y respetada de larga tradición en nuestro País -, de Rusia y más recientemente de África. Creo que este fenómeno merece una aclaración: esto no se produce por descuido de las fronteras, por casualidad o alguna forma del "laissez faire". Argentina está obligada constitucionalmente a aceptar inmigración, lo establece el prólogo de nuestra Constitución de 1853 cuando dice: «…asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino».

La extensión del País era - y es - grande y la población autóctona escasa en cantidad notoriamente. Si bien los primeros flujos migratorios desde el año 1853 al 1880 ocupan zonas en la llamada pampa húmeda que abarca las provincias de Buenos Aires, Santa Fé, Córdoba y parte de Entre Ríos, más allá de grupos alemanes y suizos principalmente que se ubican en el sur, la mayoría de los inmigrantes permanece en Buenos Aires capital sobre todo, los últimos flujos mencionados también.

Los extranjeros gozan, como todo argentino, del derecho a la educación y atención médica gratuitas y a otros derechos civiles obteniendo la ciudadanía. Esta es una de nuestras mayores virtudes no se presentan casos de racismo ni frecuente, ni extremo o lucha entre grupos étnicos diferentes, podríamos decir que se da más bien un proceso de "argentinización" donde llegan a convivir en una misma aula, por ejemplo jóvenes con apellidos de todos los orígenes. También tenemos la segunda colectividad judía mayor del mundo y es de mención la colectividad siria o de otros Países árabes. Este fenómeno es una de nuestras mayores virtudes… nuestros defectos son otros.

El realismo mágico no penetró en Argentina. Se desarrollará en forma notable el ensayo:

Por ensayo entendemos el desarrollo sistemático y ordenado de una exposición que pretende defender una tesis, principio o idea, que apareciera como forma estética en el siglo XVI con Descartes y luego con los pensadores ingleses en el siglo XVII y franceses en el XVIII, inconfundible, diferente a la poesía, al cuento o a la novela.

Ya en el siglo XIX Domingo Faustino Sarmiento escribe - entre múltiples otros ensayos y artículos - Civilización y barbarie, allí desde un concepto roussoniano, sostiene que las democracias surgen en espacios geográficos limitados, pequeños, acá la extensión enorme de la pampa, la distancia de los centros civilizatorios como son las ciudades impedía el florecimiento de la civilización y se daba lo que en los desiertos de Arabia: jeques seguidos por fidelidad, acá llamados "caudillos". Este trabajo de Domingo Faustino Sarmiento, quien fuera embajador, legislador y presidente de la República, pero como él decía sobretodo maestro, muestra un romanticismo apasionado, fogoso que elige como expresión narrativa y que le valdrá internacionalmente dos títulos o elogios: el de Maestro de América y su prosa se considerará la más brillante del siglo XIX.

En el siglo XX surgirán ensayistas del calibre de Eduardo Mallea que con uno de sus libros más representativo, Historia de una pasión argentina, nos demuestra esa preocupación por la propia identidad. Ezequiel Martinez Estrada es otro grande poeta que se manifiesta en libros como Coplas de ciego. Otras coplas de ciegos, escribirá, entre otros ensayos altamente significativos Radiografìa de la pampa, Muerte y transfiguración de Martín Fierro, La cabeza de Goliat. Ricardo Rojas, en la misma búsqueda, escribirá La historia de la literatura argentina, comenzando por la gauchesca. Leopoldo Lugones a comienzos del siglo XX escribe una voluminosa obra titulada El payador en la que realiza una exaltación de la obra de José Hernández que fuera traducida a todos los idiomas.

Proliferan trabajos ensayísticos sobre la considerada obra cumbre de nuestra literatura: Martín Fierro de José Hernández. Obra literariamente brillante pero plena de significancias y contenidos ideológicos que se incorporarán al inconsciente colectivo, quizá los múltiples estudios realizados intentan comprender el mensaje de Hernandez, buscar en ella, datos y aspectos de nuestra idiosincrasia y de lo que alguna vez se ha dado en llamar «nuestro ser nacional». Mencionaremos tan sólo algunas de las más recientes: Prosas del Martín Fierro de Pagés Larraya, El Martín Fierro de Jorge Luis Borges, El gaucho, mito y símbolo tergiversados de Andrés Carretero, José Hernandez y sus dos mundos de Halperín Donghi, El discurso criollista en la formación de la Argentina moderna de Adolfo Prieto, hasta un profesor norteamericano de la Universidad de Princeton John Hughes publica en 1970 Arte y sentido de Martín Fierro.

El gaucho. Formación, significancia y vigencia de un mito, ensayo de mi autoría, que mereciera el premio de ensayo especial Eduardo Mallea del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en el 2005, presenta una abundante bibliografía y continúa el intento de otros tantos ensayistas que tratan sobre la obra de José Hernandez, escrita a fines del siglo XIX y que es un tanto incalificable ya que, el que cuenta la historia del gaucho a quien Hernandez llama Martín Fierro, sus andanzas y desventuras, su ida y su vuelta. Es el mismo gaucho, también personajes secundarios ligados a él, pero no está escrita en prosa sino en versos octosilábicos, por tal razón y, como dijera, por ser considerada la obra cumbre de nuestra literatura figurará citada al final de todas las que sobre ella han tratado (Sarmiento, 1967; Lugones, 1948; Rojas, 1948; Mallea, 1961; Estrada, 1948; 1983; Donghi, 1968; Prieto, 1988; Hughes, 1970; Racedo, 2008; Hernandez, 2000).

Pero el género no se agota en el tratamiento de esta obra, existen ensayos sobre períodos históricos determinados, estudio de las mentalidades de distintas épocas o movimientos políticos, historias de los partidos políticos, del movimiento obrero, del fenómeno peronista, trabajos micro y macro históricos. El ensayo es una "costumbre" que se renueva permanentemente en Argentina, tanto como la novelística y la poesía.

Conclusión

No se ha pretendido en este trabajo abarcar la historia universal de la literatura, sólo presentar un panorama general significativo acerca de los distintos géneros literarios (poesía, cuento, novela, ensayo, citar escritores y movimientos) que marcaron rumbos en la literatura nacional y mundial. Abarcar su influencia en América. Presentar algunas características de la literatura latinoamericana en general y la rioplatense en particular, la importancia que en ésta ha tenido el flujo inmigratorio europeo en el siglo XIX que se manifiesta no sólo en la literatura, también en las primeras obras de teatro y en la lengua o en el llamado "lunfardo" porteño, ya que Buenos Aires fue el principal recipiente de este afluente.

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Autor:
Graciela Racedo

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