Siempre que se hace una antología, muestra o selección, se cae en el pecado involuntario del olvido. A veces no están los poetas, los escritores que deberían lucirse con sus ofrendas en el libro, y, en cambio, aparecen los nombres de aquellos que no son precisamente del gusto del lector. En fin.
Elaborar una antología, que es un mapa lleno de caminos difíciles, casi laberínticos, conlleva un riesgo, en cierta manera.
Por eso son relativamente pocas las personas que se atreven a reunir las obras de los artistas en un volumen literario.
Con sus luces y sus sombras, toda antología o selección suele generar interés, curiosidad, ya que viene a ser una suerte de representación de lo mejor, de lo más calificado que hay en materia de producción artística.
Es trascendente el texto llamado Poesía Latinoamericana Hoy.
Dice en la presentación del libro, Héctor Carreto, las siguientes palabras: “Más que una antología, propiamente dicha, esta reunión es una muestra viva de la poesía que se está escribiendo y publicando hoy día en Latinoamérica. A partir de la idea original del poeta argentino Mario Sampaolesi, otros dos poetas se le unieron para empezar el proyecto: el paraguayo Jacobo Rauskin y el mexicano Roberto Arizmendi, quien además se encargó del trabajo de compilación. Entre los tres armaron una muestra cuyo resultado es una recolección que incluye a cincuenta poetas de veinte países, sin importar edad, corriente poética ni ideología”.
Algo que quiero destacar es que los vates que están presentes en el libro también están presentes en la vida, de manera que la visión artística de la muestra lleva un toque de actualidad, de “crónica poética” de los días y de la realidad que corre por sus venas. En tal sentido hay poemas que son un verdadero espejo de la sociedad, como el hallado en la voz del gran poeta brasileño Ledo Ivo, quien con vehemencia, y un lenguaje crudo, visceral, y altamente original, nos dice la realidad hecha llagas de los pobres de Brasil, de su Brasil.
En el libro de marras, el lector puede encontrar la expresión vital de Eduardo Mitre (Bolivia), quien escapando de la sucesión de los días perdidos, de la desesperanza, de la obsesión por la muerte, instalados en las poesías de algunos de los autores, nos saluda, a través de su “Testamento”, con los siguientes versos: Siempre díganle sí a la vida/ como en su vuelo los pájaros: / aunque se les venga abajo/ el cielo, y San Pedro encima.
Mario Sampaolesi, vate argentino, trae retazos palpables de la historia de la guerra de las Malvinas. Nos cuenta con contundencia, con alto culto al derecho de vivir aún dentro de los rasgados días con que amanecen los combatientes, algo que lo sabemos, pero que necesitamos a veces que nos lo repitan, para entender con claridad el absurdo total de la guerra: “ ...la bala inglesa lo agujerea allí en la soledad infinita de la planicie de Malvinas. Pero no solo traspasa su cuerpo, también lo hace con los recuerdos de hogar, de madre, de hermano, de novia, de amigos, de ciudad; la bala explota dentro del aura del argie, del soldadito que no se rinde, del muchachito que a pesar de que no puede, de que no quiere, de que no lo quieren es héroe. Y muere. Y todo lo que no sabemos, todo lo que no queremos saber, todo lo que no imaginamos se expande como plomo en el estómago?
Por Paraguay encontramos los versos de los conocidos poetas Esteban Cabañas, Víctor Casartelli, Ricardo de la Vega, Jacobo Rauskin, Victorio V. Suárez y Shirley Villalba.
Poesía Latinoamericana Hoy es una meritoria presencia que halló sustento y aporte en Barataria Libros, Arandurá Editorial, Ediciones Fósforo y la Universidad Tecnológica de Hermosillo.
UNA CARRERA EN WASHINGTON
Notable diplomacia sin secretos.
Inevitable desembarco a la vista.
Ultimátum es visa, portavoz
es prologuista de portahelicópteros.
Esposa, dos hijos, un gato persa, libros.
Un día la escena cambia sin que nadie sepa
decir por qué o por qué tan de repente
Puerto Príncipe es un fracaso y Beirut un caos.
Se intenta algún arreglo según la prensa.
Y los ojos de la censura parpadean.
No hay datos disponibles
en términos de público despacho.
“No es cuestión de mapas, es la carrera,
se trata de poner buena voluntad, nada más”.
Así decía el hombre y se ajustaba los lentes
que, redondísimos, iban bien, a su manera,
con el óvalo del rostro y la escultórica
cabeza ovoide intensamente blanca.
Clases y conferencias aliviaban,
siquiera en algo,
su temprano retiro del servicio.
Yo lo escuché una tarde en Baltimore,
entre un homenaje a Poe y una visita
a no recuerdo qué museo local.
Jacobo Rauskin
Por Delfina Acosta
Asunción del Paraguay
26 de Junio de 2011
26 de Junio de 2011
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