¿De qué va..."La cajita de música"? - por Daniel Galatro


Esta novela breve o cuento algo largo surgió un día cualquiera de hace ya no pocos años. Y tiene su propia historia dentro de otra historia.

Es que Marta, por entonces cuñada (sister-in-law) mía y siempre cerca en el afecto, estaba mirando una telenovela cuyo argumento me atreví a criticar. Su respuesta fue algo así como "¿Vos podrías escribir algo mejor?". Herido en mi orgullo le pedí que me propusiera un tema (o yo mismo sugerí alguno) y me encerré con la Olivetti en el cuartito que teníamos encima del garage dispuesto a crear una obra de arte del género de la literatura televisiva, si es que ese género existiera.

Pero como la cosa venía con premeditación y alevosía me dije "hagámoslo profesionalmente" y busqué una BIC negra y una hoja para planear la historia antes de desarrollarla. Todo debería girar alrededor de una jovencita quinceañera preocupada seriamente por estar excedida de peso, esto es, algo sencillo de encarar en un cuento porque por 1976 era una cuestión frecuentemente tratada por los medios aunque no siempre con seriedad. Pero no sé cómo apareció una cajita de música que debía convertirse en el elemento aglutinador de la muchacha con el resto de su universo próximo.

En el capítulo "UNO" volqué todos los ingredientes en un cóctel que incluía a Alicia, la adolescente algo pasada de grasa (aunque no demasiado), un Jaime que la venía rondando porque la chica era un poco atractiva a pesar de eso y el muchacho no quería saltearse ninguna experiencia parecida a lo sexual, un primo Claudio enamorado de ella desde pequeños, padres, tíos, amigos y conocidos. El recipiente ideal para permitirme jugar con todos a la vez era una convocatoria familiar ideal: el cumpleaños del más chico. Y aquí podría incluir esa cajita de música transformada en el regalo del padre, hombre rico en dinero pero no tanto en sentimientos, contrapesado por un tío poco formal, rico en sentimientos pero no en dinero.

La fiesta llega a su fin justamente con el comienzo del capítulo "DOS". Y allí se produjo lo que en ese momento me pareció una verdadera tragedia. Por la mañana siguiente, Alicia bajó a la cocina a ayudar a su madre a ordenar el caos natural generado por la reunión del día anterior. Había anotado en el guión nacido de la BIC y manuscrito según entendí que me ayudaría a crear todo el cuento, que la chica buscaría el apoyo de su progenitora para resolver la cuestión que qué hacer con las más que insinuaciones de Jaime, el muchacho de buen aspecto y al que Alicia no tenía intención de perderse para su debut.

¿Qué ocurrió? Que no logré que esa situación se produjera. La chica no dijo lo que yo quería que dijera, otras cosas comenzaron a suceder y el cuento se me fue de la manos. Seguí escribiendo pero era como si alguien me dictara cada párrafo y yo fuera un lector más, el primero, de una historia que desconocía.

Tipeaban mis dedos y hacían surgir palabras que me provocaban sonrisas algunas veces y hasta lágrimas otras. Y quedó esto que me gustaría compartir con más amigos, que tienden a felicitarme por el resultado cuando estoy lejos de sentirme su creador.

Dicen que estos fenómenos ocurren a muchos escritores. Y a mí volvió a sucederme, claramente, en el "Otro Génesis posible", aunque allí atribuí las ideas a unos extraterrestres que me forzaron a desarrollar la novela. En "La cajita de música" nunca supe quien me dictaba lo que yo iba volcando al papel. Y creo que nunca lo sabré.

Si la has leído, espero algún comentario, Si no la conoces todavía, estás a tiempo. Consúltame.

Daniel Galatro
danielgalatro@gmail.com
Complejo Cultural Galatro
Editorial Levantando Vuelos