Estaba
comparando el contenido de mis recuerdos del ayer y los de mi hoy. El hábito me
lleva a mirarlos con melancolía como buscando respuesta en ese pedacito de
esperanza que siempre llevamos arraigados en algún rincón oculto de ese cofre
que llamamos corazón.
Pero
al momento tomo conciencia y me repito en voz alta "ya no puedo creer en
muchas cosas que me enseñaron a creer" pero quiero seguir creyendo en
otras tantas...
La madurez nos viene golpeando con tal fuerza que arrasa de a poco nuestros ideales. Seguimos a un político... hasta que nos defrauda, defendemos nuestra ideología religiosa hasta que nos dan la espalda, idealizamos el amor, hasta que descubrimos que todo es verso. Construimos un castillo de posibilidades que nos permiten crecer dentro de la sociedad y te lo derrumban "la ironía y el egoísmo" de los que quieren ser "Únicamente ellos". Si bien las condiciones las imponen los titiriteros que manejan los hilos de la marioneta, lo que jamás podrán manejar son mis alas de libertad.
Podrán robarme la ilusión, pero jamás la esperanza. Podrán robarme un regalo, pero jamás los deseos de tenerlo. Podrán robarme un sueño, pero jamás los deseos de seguir soñando (porque son míos). Podrán manejar mi vida distintas situaciones que imponen la sociedad, el destino, o como quieras llamarles, pero lo que nunca podrán manejar son mis alas de libertad, mis ganas de crecer y de luchar para un futuro sin condicionamientos, para una identidad propia, por una vida vivida con dignidad. Voy a pelear mientras dure mi existencia para que no me roben "jamás" mis fuerzas de volver a empezar. Jamás "mis alas de libertad"
Nadie puede prever cuánto tú puedes volar, ni tú mismo...
hasta que no abras tus alas
y vueles...